El pasado mes de Julio leí un articulo de Ana Sharife de la publicación Canarias En Hora:
Voy a compartir con vosotros este interesante articulo que espero que como a mi también os despierte curiosidad. ¿Nos gobiernan psicópatas?
Literalmete; Un 75% de politicos han sufrido trastornos mentales “significativos”, muchos de ellos graves hasta el punto de afectar al ejercicio de sus funciones (un 42% de los casos), y por supuesto desconocidos en su mayoría para sus representados. Depresión severa, bipolaridad, ansiedad social (con una tasa que dobla la media de la población general), demencia y parafilias varias, además de frecuentes casos de alcoholismo parecen haber sido el pan nuestro de cada día en la vida de los máximos responsables políticos.
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POLITICOS/BANQUEROS/DIAGNOSTICO:PSICOPATAS
Manel Ballester
¿Nos gobiernan psicópatas? de Ana Sharife
David Owen analiza en 'En el Poder y en la Enfermedad' las demencias de algunos gobernantes del último siglo
El psiquiatra habla del 'hybris', palabra griega que se da en los líderes asociada al desprecio y la borrachera de poder
Esquizofrenia, paranoia, histeria, psicosis. Estas son algunas de las enfermedades mentales que han sufridos nuestros gobernantes en los últimos 100 años, según analiza el político y psiquiatra David Owen en su libro, En el Poder y en la Enfermedad, publicado por Siruela. Owen, ex ministro de Marina, Sanidad y de Exteriores británico en varios gobiernos laboristas durante la década de los 70 afirma que "muchos de los que nos gobiernan son peligrosos enfermos mentales". El que fuera miembro de la Cámara de los Lores durante 30 años hace un exhaustivo repaso por las enfermedades que han padecido los principales jefes de Estado y de Gobierno del último siglo. Un interesante material para reflexionar sobre la naturaleza de la democracia y la condición humana.
Desde la romanización hasta la conquista de China por los Manchues que acabaría con la vida de 25 millones de personas, pasando por la sangrienta invasión del Imperio Mongol al mando de Genghis Khan, las invasiones tártaras en las que mueren 60 millones de personas, pasando por la rebeldía del príncipe Shi, que enfrentándose a la dinastía Tang, acabaría con la vida de 36 millones de seres humanos, la Historia está llena de matanzas sin sentido por motivos casi siempre expansionistas. Actos atroces perpetrados con la intención de destruir que se excusaron en asuntos étnicos o religiosos.
El 90% de las bajas de las guerras son civiles, gente inocente que agoniza en mitad de un enfrentamiento que ellos no han organizado
La dominación, la opresión, el avasallamiento, la injusticia y todas las grandes lacras de la humanidad siguen vigentes en nuestro mundo, como lo estaban en tiempos de los faraones o durante el Imperio Sasánida, sólo que en la actualidad, el campo de batalla se ha desplazado a los núcleos urbanos convirtiendo los conflictos bélicos en episodios aún más cruentos. ¿Consecuencia directa?: el 90% de las bajas de las guerras son civiles, gente inocente que agoniza en mitad de un enfrentamiento que ellos no han organizado. Sólo en el siglo XX han muerto en conflictos armados más de 100 millones de personas. En lo que va de siglo, sólo la Segunda Guerra del Congo se ha llevado por delante a 7 millones de inocentes, así como la invasión a Irak y la posterior desestabilización del país, ha acabado con la vida de 3 millones de iraquíes.
Pero, ¿qué mueve a nuestros gobernantes, algunos democráticos, a llevar a sus países a la guerra? La psiquiatría explica que "la falta de remordimientos radica en la cosificación que hace el psicópata del otro, es decir que el quitarle al otro los atributos de persona para valorarlo como cosa es uno de los pilares de la estructura psicopática".
Ya en 1950, Nixon había recomendado a Eisenhower el uso de la bomba atómica en Indochina y en Corea, a lo que Kissinger advirtió "si dejásemos actuar al presidente, habría una guerra nuclear a la semana", o el mismo Churchill, en un memorándum de julio de 1944 declararía "(...) podríamos empapar Alemania. Quiero que piensen seriamente la cuestión del gas venenoso. Es absurdo considerar la moral en este tema, cuando todo el mundo lo usó en la anterior guerra sin una palabra de los moralistas o la Iglesia. Por otro lado, el bombardeo a ciudades abiertas estaba considerado prohibido. Ahora todo el mundo lo hace. Se trata simplemente de una cuestión de moda cambiante como lo hacen entre las faldas largas y cortas las mujeres".
"La falta de remordimientos radica en la cosificación que hace el psicópata del otro"
Es sencillo explicar la psicopatía de líderes como Stalin y Hitler a través de sus genocidios. O la 'Revolución cultural china', un ajuste de cuentas dentro del Partido Comunista del que Mao Tse Tung, "un sádico paranoico", indica Owen, "fue responsable de la muerte de más de 70 millones de personas, del mismo modo que el demente Pol Pot crearía centros de exterminio por el que pasaron tres millones de personas de todas las edades", ante el silencio impasible de la comunidad internacional.
Sin embargo, no todas las dolencias de nuestros políticos son padecimientos mentales tan determinantes. El político y psiquiatra indica que algunos de ellos sufren 'hybris', una palabra griega muy antigua que se da en los líderes, asociada al "desprecio y la borrachera de poder". Según Owen, "nos hemos creído las ventajas de 'un líder que lidere', y nos hemos creído también que es una vergüenza hacer encuestas y representar las opiniones de tus electores, cuando eso se llama democracia. El líder todopoderoso, el que lo sabe todo, el que no consulta, no se informa ni escucha las advertencias de los que más sabe, será el que cometerá los errores más graves".
Owen, rector de la Universidad de Liverpool durante 15 años, fundó en 1981 el partido socialdemócrata que dirigió hasta 1990. Como psiquiatra, siempre en las primeras filas de la política británica y de la acción internacional analiza en su ensayo cómo el poder transforma al hombre, así como explica que hay una enfermedad psiquiátrica de cuyo espectro forma parte el síndrome 'hybris', "desorden narcisista de la personalidad". "La historia está llena de ellos", advierte. "Pero no es una enfermedad de políticos, sino del poder, sea éste como sea".
Para el psiquiatra, la foto de la Azores resulta de lo más ilustrativa, "sin duda el clásico caso de 'hybris. "Bush, Blair y Aznar respondieron al 11-S de forma 'hybrística', de forma emocional e irracional", prosigue. "Blair llegó a pedir al congreso que aceptara 90 días de detención sin juicio, lo que tenía Sudáfrica en el apartheid. Rompieron la legalidad internacional, porque en el caso de la Carta de Naciones Unidas la ley la marca el Consejo de Seguridad, y no tenían sus votos". Para el psiquiatra las "convicciones religiosas de Bush derivaron, una vez en el cargo, en 'creencias mesiánicas' de que iba a salvar el mundo"; en el caso de Blair, "eran tendencias narcisistas".
"Las convicciones religiosas de Bush derivaron en creencias mesiánicas; en el caso de Blair, eran tendencias narcisistas"
Paul Bremmer, diplomático estadounidense llegó a decir que "reducir a los iraquíes a 5 millones, debería ser suficiente". El mundo asistió a través de los medios de comunicación a una invasión en la que caían bombas a granel en Irak y, posteriormente, en Afganistán en nombre de 'la libertad'. La invasión por parte de la coalición internacional liderada por Norteamérica de Irak en busca de "armas de destrucción masiva inexistentes", y la posterior desestabilización del país, según Opinion Research Business, desde 2003 hasta 2014 ha ocasionado más de 3 millones de muertes violentas. "Un repugnante crimen organizado", subraya el doctor.
Cuenta el psiquiatra, que dos generales que trabajaron con Tony Blair en sendas guerras, le dijeron que el que fuera primer ministro del Reino Unido emanaba una calma tan antinatural, y se preguntaron qué ocurría. "La gente se fía más de los demás cuando admiten alguna debilidad", indica. "Y Blair es un hombre incapaz de enfrentarse a la realidad de que es culpable de incompetencia casi criminal, él junto con George Bush, en su mala gestión de la guerra de Irak. Enviaron a personas a la guerra sin calibrar en absoluto las consecuencias del inevitable fraccionamiento del pueblo iraquí. Millones han muerto de manera innecesaria como consecuencia de aquella intervención, por pura incompetencia. Una incompetencia 'hybrística".
Un claro ejemplo también de 'hybris' son las declaraciones de Karl Rove, asesor de Bush, quien llegó a decir en 2002 que "la gente cree que las soluciones provienen de su capacidad de estudiar sensatamente la realidad discernible. En realidad, el mundo ya no funciona así. Ahora somos un imperio y, cuando actuamos, creamos nuestra propia realidad. Y mientras tú estás estudiando esa realidad, actuaremos de nuevo, creando otras realidades que también puedes estudiar. Somos los actores de la historia, y a vosotros, todos vosotros, sólo os queda estudiar lo que hacemos".
Owen explica que el peligro fundamental del 'hybris' es que te crees que lo sabes todo. "De forma que no te informas sobre las divisiones entre chiíes y suníes ni sobre el problema kurdo ". Cuenta el lord que siendo ministro le entregó un libro sobre estos temas a Tony Blair que nunca leyó. "Cené con él dos veces para hablar sobre Irak, en diciembre de 1998 y en verano de 2002. Me di cuenta de que no estaba informado sobre estas cuestiones, y que ya había decidido ir a la guerra", advierte. "Ahora sé que sabía, al tiempo que hablaba conmigo, que la información proporcionada por los servicios de inteligencia era inadecuada, presentando el hecho de que Irak tenía armas nucleares como un hecho cierto siendo falso. Es decir, mintió a la Cámara de los Comunes en septiembre de 2002, algo confirmado por el jefe de la Investigación sobre Irak, Lord Butler".
"El peligro fundamental del 'hybris' es que te crees que lo sabes todo"
De modo que en 2008, cuando aquel periodista irakí, Muntazer al Zaidi, le lanzó un zapato a George Bush durante una rueda de prensa, el dolor y la impotencia de millones de personas ante tantos inocentes muertos, volaban en ese zapato también. Al tiempo "líderes de estado de dudosa moral y cabeza sembraban de sangre la superficie terrestre" mientras el mundo asistía a través de los informativos al horror de ríos de muertos civiles, familias enteras que desaparecían enterradas bajo los escombros de sus casas, bajos los proyectiles de uno y otro bando, inocentes ajenos a un conflicto del que no podían salir, rehenes de "pésimos gobernantes", que impunes y con las manos manchadas de sangre salían a la opinión pública para decir que esos muertos eran 'efectos secundarios', "sin señal alguna de contrición", subraya el psiquiatra.
¿Son nuestros líderes psicópatas?, ¿descerebrados?, ¿ambas cosas a la vez? El príncipe Harry, nieto de la reina Isabel de Inglaterra declaró "matar musulmanes es tan divertido como jugar a los videojuegos" (librered.net 25/01/13). "Lo único que sabemos es que esta gente son el mayor drama de la humanidad, los que llevan a su gente hasta la muerte", escribe el psiquiatra.
Zbigniew Brzezinski, llegó a decir en el 2007 ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado que "un escenario posible para un enfrentamiento militar con Irán implica un acto terrorista en suelo estadounidense del cual se haría responsable a Irán, lo cual pudiera culminar con una acción militar estadounidense 'defensiva' contra Irán en el que estarían incluidos Irán, Irak, Afganistán y Pakistán". ¿Hybrismo?, ¿psicopatía?
"La guerras se ganan mintiendo al enemigo". Y los militares le pusieron nombre a estas tácticas: 'psyops'
La mentira está presente en todas las guerras. El general Sun Tzu, en su célebre obra El arte de la guerra, afirmó que "la guerra es el Tao del engaño", ensayo que dejaría una profunda impronta en el pensamiento militar moderno y político. Lo vimos en el Go West de Village People en plena guerra fría, un tema que cantaba las maravillas que de Occidente se estaban perdiendo los soviéticos: el sol, el azul, el amor, la libertad. "La guerras se ganan mintiendo al enemigo". Y los militares le pusieron nombre a estas tácticas: 'psyops'.
Sin embargo, no todos los asesinatos se desarrollan en los frentes de batalla sino en la retaguardia, donde la policía, el ejército o los servicios secretos de algunos países han llegado a actuar como sicarios a sueldo del poder político. Operaciones de bandera que no son más que operaciones encubiertas llevadas a cabo por gobiernos, corporaciones y demás organizaciones diseñadas para que parezca que han sido otros.
Lo vimos en aquella plaza de El Cairo, cuando el titular de las Fuerzas Armadas egipcias Abdel Fattah El Sisi, envía a sus matones con la orden de asesinar a los pacíficos manifestantes que reclaman justicia aquel 14 de agosto de 2013, provocando la muerte de más de 800 personas que se oponían al derrocamiento del primer presidente egipcio elegido en elecciones democráticas, Mohamed Morsi. El mundo asistió horrorizado a aquellas morgues llenas de niños que, en aquella manifestación acompañaban a sus padres, imágenes que se mezclan con las de una Siria que se desangra lentamente con sus más de 50 mil niños muertos en juicios sumarios, por francotiradores, o enterrados vivos bajo las bombas, imágenes que se suman a las de los 145 pequeños asesinados en una escuela de Pakistán con un tiro en la nuca o los 150 universitarios keniatas.
Eso es la guerra: "un instrumento político al servicio de un Estado para dirimir disputas territoriales y económicas", dice su definición oficial.
Todo el mundo sabe que los psicópatas no van por la calle con un machete en la mano, pero "no dudan en mentir, manipular y engañar para conseguir sus objetivos, sin sentir por ello remordimiento alguno", advierte Owen. Lo cuentan a diario los medios de comunicación. Gente de a pie que abusa del poder, políticos que se atiborran de privilegios y se revuelcan en la corrupción. ¿Avaricia, arrogancia, maldad?, ¿mal gobierno?
"Cuando la gente está en el poder habría que ser juzgada por estándares más altos, más estrictos"
En su ensayo, Owen demuestra cómo a lo largo de los últimos cien años han sido numerosas las decisiones políticas tomadas de forma errónea por dirigentes públicos enfermos, de manera que propone "establecer barreras de protección", así como señala que si esa sentencia muy antigua de la vida británica, atribuida a Lord Acton dice "todo poder corrompe, pero el poder absoluto tiende a corromper absolutamente", según tal axioma, cuando la gente está en el poder "habría que ser juzgada por estándares más altos, más estrictos, sin excusar su comportamiento, sin buscar exculpaciones".
"No hay ningún horror, ninguna crueldad, ningún sacrilegio o perjurio, ninguna impostura, ninguna transacción infame, ningún robo cínico, ningún descarado pillaje o sucia traición que no se haya perpetrado o se perpetre diariamente al amparo de esas palabras elásticas, tan oportunas y, pese ello, tan terribles: la razón de Estado" (Bakunin).
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